El anhelo de los hombres destruidos

Óleo Sobre Lienzo 150 x 120 cm

Es una obra que retrata a la humanidad actual a través de la figura de un niño, símbolo de inocencia y renovación. En su mano sostiene su gran invención: las tecnologías contemporáneas, que representan tanto el ingenio humano como su ambigüedad moral. Frente a él se erige una enorme cabeza deteriorada por los siglos, una poderosa metáfora del legado del hombre en el planeta. La obra contrasta el ímpetu del progreso con las huellas del tiempo y las consecuencias de nuestras acciones, invitando a reflexionar sobre el equilibrio entre creación y destrucción en nuestra historia colectiva.